dimarts, de maig 12, 2009


MONSTRUOS DE CARTÓN.

Son como nuestros miedos. Un invasión sutil de sombras distorsionadas, repetidas hasta convertirse en masa amenazante. Los medios agigantan lo que en realidad no son más que hormigas. Más frágiles que nosotros, nuestros miedos no son monstruos, solo figuras recortadas en cartón. Una creación tan humana como lo es nuestro pánico. La construcción del miedo también responde a motivaciones muy humanas. Se subraya la otredad del otro, se nos adscribe a unos parámetros de identificación colectiva. Nosotros en contraposición a ellos, demandamos que alguien defienda nuestro espacio, solo el mismo sistema es capaz de protegernos del enemigo exterior que se infiltra en nuestro mundo, con la única ambición de destruir los pilares de nuestra civilización. El enemigo no es como nosotros, no responde a parámetros racionales, y por tanto debemos abandonarlos en favor de alguien con una mirada más amplia. Aparcar el espíritu crítico y comulgar con el interés general. Realmente, como si se tratase de una invasión de hormigas gigantes. Pero en el fondo son solo monstruos de cartón, sólo juguetes a los ojos de un niño.
En estos momentos de crisis económica, se tiende una cortina de humo para ocultar lo verdaderamente importante: que los ricos son cada vez más ricos, y los pobres son cada vez más pobres. Esta cortina de humo supone una nueva guerra fría, pero con un enemigo, si cabe más indeterminado. El enemigo es el extraño, el diferente, el extranjero. Aquel vecino de acento peculiar que, nos cuentan, podría ser un peligroso terrorista. La psicosis nos lleva al odio o la indiferencia con una velocidad pasmosa. Nadie osará alzar la voz cuando un día desaparezca del mapa, quien sabe, si para ir en un vuelo privado a Guantánamo, o algún sitio peor? Al fin y al cabo, hay demasiados. És como una invasión de insectos gigantes, dispuestos con un celo irracional a atacar nuestro modo de vida. Cuando escasean los recursos, hay que defender-se de las invasiones de desposeídos que intentan asaltar nuestro propio hormiguero. No habrá provisiones para todos, para soportar el frío invierno. O eso es lo que se nos dice, pero hace mucho que nuestro hormiguero rebosa televisiones de plasma, ordenadores, comida que hay que tirar, i montañas y más montañas de basura que les echamos encima a nuestros vecinos. Esa es la verdadera base del sistema. Para eso hace falta el miedo.
Por eso hay que amplificar la sombra del terror, para ocultar nuestro propio terror, que se extiende de norte a sur del planeta. Al fin y al cabo, estamos bien como estamos, o no?
Pero si todo va bien, porque desconfiamos de nuestros vecinos? Porqué pensamos que los otros nos quieren hacer daño? No se esconde en este miedo nuestro reconocimiento de la responsabilidad que tenemos en su pobreza? No se esconde la mala conciencia en la base de nuestro odio?
Al fin y al cabo, solo se trata de hormigas, como nosotros. Con su rutina de hormigas, con sus alegrías y sus miserias, y la lucha cotidiana por sobrevivir. No se trata de monstruos inhumanos, sólo nuestros miedos son monstruos de cartón.
El meu projecte pareix més d'actualitat que mai, després de la paranoia de la influenza a Mèxic.

3 comentaris:

Comtessa d´Angeville ha dit...

COM MOLA! formiguetes formiguetes! El teu projecte mola molt!

(també podries haver-ho escrit en valencià, jisjis)

Marc Peris ha dit...

Gràcies, Comtessa, ja veus...
Si, podria haver-lo fet en valencià, però els mexicans ja ho tenen això, que normalment no l'entenen.
Que tal ha anat per Anglaterra? Encara està per allà?

mireia ha dit...

Carai quin bolg que tens cabró. Clar com tu ets artista... aioxí qualsevol! un bes!